Jesus El camino a la Verdad de Nuestra VIDA y Lus para las Naciones

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"¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros increíble que Dios resucite de los
muertos?” (Hechos 26:8)
La historia de Daniel Ekechukwu,
el pastor resucitado
El periódico nigeriano “El Expreso Postal” colocó un gran titular: "Bonnke levanta al
hombre de la muerte en Onitsha".
¿Este es un verdadero milagro divino, o la exageración de la prensa de
sensacionalista? Jesús realmente dijo: "Aunque uno resucitara de entre los
muertos, ellos no creerían". Juzgue usted. La evidencia y hechos están aquí: los
periodistas críticos y los escépticos quedaron mudos.
Cruce del camino de la muerte
En la mañana del 30 de noviembre de 2001, Daniel Ekechukwu, el
pastor de la Capilla de Poder la Iglesia Evangélica en Onitsha, con
su amigo Kingsley Iruka tomó un regalo de Navidad de una cabra
que le hiciera su padre en un pueblo cerca de la ciudad de Owerri.
Daniel condujo su viejo Mercedes. Cuando iba viajando cuesta
abajo en un camino escarpado los frenos del Mercedes fallaron.
Daniel no podía hacer nada. El vehículo aumentó su velocidad en un descenso imparable.
Terminó su carrera, y Daniel junto con él, cuando chocó contra un pilar de piedra.
Sin su cinturón de seguridad Daniel fue despedido violentamente hacia afuera. Su cabeza golpeó
el parabrisas y el volante y partes del auto perforaron su cuerpo. El amigo de Daniel, Kingsley
Iruka, aunque ileso, quedó fuertemente impresionado por el daño que Daniel había recibido. La
sangre fluía de la nariz de Daniel de una considerable herida, y luego comenzó a vomitar la
sangre de una fuerte hemorragia interna.
El rescate vino en este momento. Maravillosamente Daniel se mantuvo lúcido antes de que fuera
colocado en el cuidado intensivo del hospital local, o el mejor equivalente nigeriano de ello. Su
esposa, Nneka fue al lugar del accidente y encontró a Daniel todavía vivo, pero en muy mal
estado.
A los pocos minutos de ser levantado por la ambulancia Daniel se sintió morir. Intentó susurrar
sus últimas palabras e instrucciones a Nneka. Sobre todo pidió que ella procurara que el trabajo
de su iglesia continuara. También intentó informarle una o dos situaciones de la iglesia que ella
debía conocer, pero su mensaje fue mal pronunciado, se hizo incoherente.
Llegaron al Hospital Owerri Regional y llevaron con rapidez a Daniel
ante el médico de emergencias. Este lo observó y con una cara triste
certificó que Daniel estaba ya muerto.
Su esposa naturalmente fue golpeada por la noticia. Pero un versículo
de la Biblia resonó en su mente, Hebreos 11:35: "Las mujeres
recibieron a sus muertos mediante resurrección…". Una convicción
irracional se apoderó de ella: vería a Daniel otra vez vivo y bien.
Fe: el Punto decisivo
Mientras tanto Nneka, la esposa de Daniel, se convenció de que su
marido viviría otra vez. Quiso llevar su cuerpo a la iglesia en Onitsha
donde Reinhard Bonnke debía hablar en una ceremonia de
dedicación. El padre de Daniel, sin embargo, es mormón y declaró
que él decidiría. Dijo que iría "y lo golpería con la Biblia siete veces", y
si Daniel no se levantaba, entonces Nneka debía aceptar que no iba a
resucitar, y esto daría por cerrado el asunto. Y realmente fue y golpeó
el cadáver como había dicho, sin ningún resultado.
Nneka, es cristiana, y consideró que un mormón no entendería. Ella no se rendiría e insistió.
Daniel debía ir a la reunión de Bonnke. El suegro comprendió que si rechazaba este pedido, ella
recordaría toda su vida que él se lo había negado, y se aplacó.
Al día siguiente, el domingo 2 de diciembre, buscaron el cuerpo en la morgue. Pero el director de
pompas fúnebres estaba preocupado por esta decisión. Para ocultar el hecho de que un cuerpo
era llevado para un viaje de media hora a Onitsha, vistió el cuerpo para el entierro, lo colocó en
un ataúd y cerraró la tapa. Ellos tomaron a Daniel en su ataúd y salieron.
Cuando llegaron a la iglesia en Onitsha, el oficial de seguridad Estatal y los ujieres los vieron
entrando con un ataúd y les pidieron que se marcharan inmediatamente. Nneka, sin embargo,
insistió. Suplicó y persistió no solo para que se le permitiera ingresar el ataúd dentro de la iglesia.
Viendo su agitación, el personal de Seguridad Estatal comprobó que el ataúd tuviera un cuerpo y
que no fuera un truco terrorista para introducir una bomba. Encontraron solo un cadáver pálido y
les permitieron proceder. Sin embargo la idea de llevar un ataúd con un muerto a una iglesia
atestada trajo la consternación y la agitación de todos. Finalmente Paul, el hijo del pastor,
consiguió el permiso de su padre para que el cuerpo fuera introducido en el edificio, pero tendría
que estar solo en la sección de niños. Los niños fueron llevados a un pasillo inferior, y el cadáver
en un cuarto superior sobre una mesa. El hijo del pastor y otro pastor del personal de iglesia,
Bathcomery Nkwando, asistieron a esto y encontraron que el muerto se había puesto rígido.
¡El ataúd vacío!
Otros dos pastores del personal, Lorenzo Onyeka y Luke Ibekwe se agregaron al grupo para
guardar el cuerpo. Mientras tanto Reinhard Bonnke no sabía ni conocía nada de esto y predicaba
y oraba con la congregación. Al cabo de un rato los pastores notaron un leve movimiento en el
estómago del cadáver.
Entonces el cadáver dio un soplo, y la respiración en este momento
irregular comenzó en "explosiones cortas" como ellos declararon.
Animados, los pastores se lanzaron en una poderosa oración,
despojaron el cuerpo de los guantes mortuorios, los calcetines y la
camisa y comenzaron el masaje de pies a cabeza. Daniel como se
dijo, estaba "tan tieso como una barra de hierro". Cuando estas
noticias se escucharon en el santuario se creó una gran algarabía.
Entonces, el pastor Lorenzo informó, que a las 17:15 del domingo,
casi dos días después de que la muerte había ocurrido, mientras
estaba apoyado sobre él, Daniel abrió sus ojos.
La gente comenzó a agolparse en el pasillo para ver a este hombre resucitado. El Pastor
Lorenzo se preocupó porque que Daniel no tendría bastante oxígeno; entonces lo levantó y lo
llevó al santuario de la iglesia. Daniel habló por primera vez y pidió agua. Ellos le dieron sorbos y
luego té caliente. Para que tuviera espacio lo sentaron sobre una silla en la plataforma, donde los
cientos de personas vieron cómo en forma lenta se fue recuperando. Él por un rato no pudo
reconocer a nadie, ni siquiera a su propio hijo que pasó para ver a su papá. Sin embargo, fue
progresando, y a las pocas horas, durante la misma tarde, recuperó el conocimiento y la
coherencia.
Se convirtió en una maravilla para la gente, y las muchedumbres sitiaron su casa; entonces
tuvieron que llevarlo a un lugar secreto dos días hasta recuperar las fuerzas físicas.
El que una vez estuvo muerto, no solo se elevó de su ataúd, sino que las heridas serias que
habían causado su muerte fueron curadas sin dejar rastro alguno.
Reinhard Bonnke mientras tanto se había marchado de la escena para tomar un vuelo como
estaba planeado.
¿Quedan dudas?
Hay algunos hechos difíciles de explicar. Durante dos días Daniel no respiró, su corazón dejó de
latir. No estuvo en un clima cálido, sino en una cámara de hielo. Fue inyectado con una
sustancia química para evitar la descomposición del cuerpo. Como un cadáver él estuvo en una
morgue durante horas, su cuerpo fue maltratado, y luego puesto en un ataúd con poco aire
durante horas. Debería haber tenido un severo daño cerebral, pero está vivo sin ninguna
secuela.
Esto no es ninguna declaración sin apoyo ni traída de la vida privada de alguien. Fue un
acontecimiento público, una manifestación abierta de la resurrección de la muerte. Si alguien
tiene que ser felicitada, esta es Nneka. Por su fe inquebrantable, su convencimiento de que Dios
podría devolverlo a la vida. Ella consideró a Reinhard Bonnke como un hombre de Dios y que en
la atmósfera de fe donde él ministraba este milagro sería posible.
La fe de Nneka produjo el acontecimiento y fue recompensada. ¿Por quién? ¿Quién honró su fe?
¿Si no fue Dios, quién podría hacerlo?
Tomado de la página web de Cristo para las naciones. Informe por Robert Murphree y Jorge Canty.

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