Jesus El camino a la Verdad de Nuestra VIDA y Lus para las Naciones

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"¡Yo también tengo fe!", "¡No piense usted que yo no sea creyente!", "¡Mi madre tenía mucha fe y mi abuela era muy devota!" sí, todo el mundo es creyente y tiene mucha fe, y parece paradójico, pero aún los ateos e irreligiosos, el mismo demonio cree. (Santiago 2.19)
No es oro todo lo que reluce ni fe todo lo que infunde esperanza. Unos tienen fe en que su deseos o sus fantasías se van a realizar; por ejemplo un enfermo tiene fe en que se va a sanar. A menudo se define como fe la reacción a un recelo, a veces inconsciente; esto es el caso del que se cree religioso por temer la sentencia divina, o del que cree que no hay Dios, por el mismo motivo. Muchas veces es la resignación, una manera de ignorar el sentimiento de impotencia, que se llama "fe". Entonces se dice por ejemplo: "Para soportar tanto sufrimiento, hace falta mucha fe". Y no escasamente el "tener fe" es un pretexto, una deshonestidad para con su propia persona o con quienes dicen la verdad; "¡Ya tengo mi religión!" o "¡Yo creo en Dios!", aunque se ignora lo que él ha dicho y hecho, y se vive conscientemente en contraste con su voluntad. Tener fe, o creer, también puede ser sinceridad ingenua. En este caso no se trata de deshonestidad hacia la situación o hacia alguna persona, pero ¡lo peligroso es la ignorancia! Mientras los pecadores que están viviendo con rumbo al fuego eterno, se creen en el sendero del cielo, ¡no hay manera da salvarlos!
Si nuestra fe se origina en nuestros deseos, o temores, o impotencia, o deshonestidad, o ignorancia, entonces ¡nuestra fe nos engaña, nos desilusiona! Es una fe muerta. No es la fe que salva, y no tiene ninguna promesa divina. Esta manera de "creer", temprano o tarde, nos desengañará; no tiene nada que ver con la "fe" y el "creer" a los cuales nos invita la Biblia.
¿Realidad o fantasía?
Dios nunca nos invita a la irrealidad. "Tener fe" no requiere ninguna capacidad de imaginación fantástica. La fe que proviene de Dios no atiza la esquizofrenia entre el querer y el ser, como lo hace la aspiración humana a cualquier ideal. La fe de la cual habla de Biblia se basa en la verdad, en una realidad ya existente. Quisiera explicarlo con un ejemplo banal; algo semejante nos puede suceder a todos: Esto me pasó en la costa adriática. Por haberme confiado en mi memoria, omití de consultar el itinerario del tren, y perdí por solo un minuto el tren internacional del mediodía. El jefe de estación me había visto correr y demostró interés preguntándome por mi destino. Entonces le dije: "Tengo que ir a Zúrich, pero no hay problema, voy a tomar el tren de las cuatro, y entre tanto me queda tiempo para ir a comer." - "No", me aconsejó, "espere aquí el directo de la mañana lleva mucho retraso y tiene que llegar dentro de pocos minutos". Así fue. A las doce y cuarto llegó un tren; y qué milagro, en Milán le dieron precedencia, así que yo llegué a Zúrich antes de los previsto.
Así de natural es la realidad de la fe:
Una convicción que no se basa en la verdad engaña (perdí el tren).
Al ser desilusionado, el hombre es más propenso a escuchar (escuché al jefe de estación)
Se nos presenta la verdad ("Viene otro tren")
La elección es nuestra: aceptar o rechazar (qué tonto hubiera sido yo de no creer al jefe de estación).
El fruto más natural de la aceptación es la obediencia (esperé en la estación y no fui al restaurante).
Lo prometido se realiza (el tren vino).
El resultado es a nuestro favor (llegué temprano a Zúrich).
La fe no tiene que ver nada en absoluto con fantasías o imaginaciones. "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve".(Hebreos 11.1) ¿Qué es lo que se espera por fe? Realidades, prometidas por Dios. El tiene más "competencia profesional", que el jefe de la estación de Católica (así se llama la pequeña ciudad adriática), cuando me prometió la inmediata llegada de otro tren. "Conoce, pues que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos" (Deuteronomio 7.9)
Ahora, la realidad de Dios, se nos viene revelada en la Biblia, pero con la condición de que la estudiemos. "El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva." (Juan 7.38) En vez de que el que cree como se le antoja o conforme a la tradición familiar, no recibe las bendiciones de Dios. - Estimado lector: ¿conoce usted la Escritura?
¿Para qué la fe?
La fe es el canal por el cual nos afluyen las bendiciones divinas. La fe también es el acceso al corazón de Dios. La fe, pues, podríamos compararla con un "cable de conexión". Que funciona en los dos sentidos.
¿Qué pasa con un pecador al cual nunca se le abrió un canal para recibir la salvación ofrecida por Dios? - Está perdido eternamente. Y ¿qué de un corazón que nunca encontró el acceso a la misericordia de Dios? - Endurece.
Por este motivo la Escritura dice que "sin fe es imposible agradar a Dios". (Hebreos 11.6)
Ahora, muchos se lastiman que les falta la fe. "Yo no soy capaz de tener fe", o "Me haría falta más fe", dicen con aire casi de inculpar a Dios por no haberles otorgado una fe exuberante o "automática". Pero el apóstol nos dice claramente que el hombre (y la mujer) es plenamente responsable por la fe que tiene: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios". (Romanos 10.17) Conversando y ocupándose de los asuntos de los demás, no se encuentra la fe; tampoco estudiando teología. Únicamente leyendo y escuchando con humildad la palabra de Dios, se alcanza una fe igualmente preciosa que la de los apóstoles. (2 Pedro 1.1) Está en nuestro poder oír la Palabra de Dios, o permitir que los mensajes de este mundo nos llenen; está en nuestro poder juntarnos con los despreciados (pero bendecidos por Dios) "hermanos del estudio bíblico" o ahogar nuestras almas con lo ritual vistoso o con lo sentimental fanático. De nuestro manjar espiritual depende la calidad y el desarrollo de nuestra fe.
La fe que salva
Muchas personas tienen una fe completamente desprovista de fuerzas. Es una fe que no ha cambiado nada en sus vidas, que no ha removido la montaña de sus ansiedades, (Mateo 17.20) ni hecho desaparecer el montón de sus culpas. (Mateo 21.21, Miqueas 7.19) Quizás lo único que ha provocado, es una aversión en las personas rodeantes, contra la hipocresía.
Otros mezclan lo prometido por Dios con sus propias capacidades. Son los que continuamente van de derrota en derrota, son eternos mendigos y perjudicados: ¡Ay, me falta paciencia si tuviera más amor Señor te pido que hagas Señor perdona! (Romanos 7.19)
Pero la fe que salva, la fe auténtica, es muy sencilla. No es una gran atracción en el sentido filosófico o sentimental. Es la fe que cree lo que Dios ha dicho. Está plenamente convencida de la depravación total de la naturaleza humana, no porque tenga las pruebas lógicas, sino porque Dios se lo dice. (Romanos 3.1-20) El creyente sabe (aunque no es capaz de explicarlo) que Dios le escogió antes de la fundación del mundo, para que fuese santo y sin mancha delante de Dios. (Efesios 1.4) Además está consciente de que sus pecados y rebeliones le costaron la vida a Jesucristo, quien ahora le imputa Su Santidad Divina. (Isaías 53, 1 Pedro 2.21-25) El creyente es lo suficiente humilde como para confesar su pecado a las personas contra las cuales se ha inculpado, (Éxodo 22.1, Lucas 19.8) buscando así la paz para con todos. (Romanos 12.18) Por medio de la fe el cristiano sabe que es santificado (apartado para Dios), y que Cristo con una sola ofrenda le hizo perfecto para siempre. (Hebreos 10.14) Además está consciente de que está en las manos de Dios, y que mientras está en el cuerpo, tiene necesidad (1 Pedro 4.1, 2.19) de ser amonestado, disciplinado, limpiado (Juan 15.1-7) y esto por medio de la Escritura, de los hermanos en Cristo, de la gente incrédula, y que Dios usa con este fin también todas las circunstancias de la vida. (Romanos 8.28) Por la fe hay gozo y alabanza independientemente de la situación sentimental. (Hebreos 13.15, Salmo 50.23, Efesios 5.18-20) Todo lo que el creyente hace se motiva en el gozo de servirle al Señor (Colosenses 3.17), y para el futuro anhela Su bienaventurada Venida, (Tito 2.13) para estar siempre con el Señor. (1 Tesalonicenses 4.17)
¿No es esto una maravillosa salvación?
"Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan"
"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve"
"Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones"
"El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva."
"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan."
"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios."
"Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra"
"Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible"
"Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho" "El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados."
"Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago"
"¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. 3¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado. 5Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.) 6En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? 7Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador? 8¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 13 Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan.Veneno de áspides hay debajo de sus labios; 14 Su boca está llena de maldición y de amargura.15 Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16 Quebranto y desventura hay en sus caminos; 17 Y no conocieron camino de paz. 18 No hay temor de Dios delante de sus ojos. 19Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado."
"según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,"
1¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? 2Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. 4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 7Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 8Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. 10Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores." "21Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 24quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 25Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas."
"Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas." "Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado."
"El que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría."
"porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados"
"Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado," "Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente."
"1Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho."
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados."
"Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" "El que sacrifica alabanza me honrará; Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salvación de Dios." "18No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo."
"Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él"
"aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,"
"a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada."

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